Recuperando una despedida

Aullidos glaciales surgen del averno a modo de gloriosa despedida. Una alfombra hilada con la carne de los suplicantes y teñida con su vida, te presentamos como honra sobre la que has de marchar. En los volúmenes aún por escribir, alimento de los futuros arcanos, será grabado con un punzón de hueso empapado en la sangre de la ofrendas, tu paso por la mal considerada maldad -orden en el caos- que habrá de reinar. Los dioses del tiempo y los primigenios tejedores de la realidad tenderán hilos y pasarelas que te permitan superar el macrocosmos, y mantener tu contacto con los tristes miembros aquí yacentes por tu partida, pero siempre alegres oferentes al Gran Devorador. Esperamos tu retorno.

El Erudito, en su adiós a la ausente Sacerdotisa